La mayoría de esas
organizaciones tiene un orden jerárquico, siendo las pandillas y la mafia las
más comunes. Su competencia en el mercado les lleva a utilizar estrategias
delictivas como la extorsión o chantaje, incluso el asesinato para ganarse el
favor de la administración, eliminar a la competencia y obtener más recursos y
poder, lo cual ha dado como resultado cruentos enfrentamientos armados entre
miembros de diferentes bandas.
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